En la demarcación de Lleida hay actualmente 21.716 licencias de armas vigentes, 422 menos que a finales de 2012. A pesar de que durante el primer semestre de este año se expedieron más permisos para el uso de armas (114) que en el mismo periodo de 2012 (100), el número de licencias vigentes descendió.
Según explicó el sargento interventor de Armas y Explosivos de Lleida, Miguel Galeote, muchas personas deciden no renovar la licencia de armas por la crisis económica, porque supone un coste. Desde el 2008, año en que se inició la crisis económica, ha habido un descenso aproximado de entre el 10 y el 20% de licencias, según explicó.
Además, Galeote también aseguró que, a pesar de que en el primer semestre de este año hubo un leve incremento de personas que se examinaron para obtener un permiso de armas en la demarcación, con una visión más amplia también ha habido un descenso en este sentido.
Las licencias de armas que han bajado son las caza menor, escopetas y carabinas, pasando de las 14.966 que había a finales de 2012 a las 14.416 que hay actualmente en la demarcación. Además, también bajaron las autorizaciones en el uso de armas para menores (si a 31 de diciembre de 2012 había 142, a fecha de hoy los adolescentes que pueden hacer uso de un arma de fuego son 104 en las comarcas leridanas). Se trata menores de entre 14 y 18 años que, tras realizar el examen ordinario para obtener licencias, pueden disparar armas acompañados de su tutor o padre con una licencia vigente.
Las licencias de caza mayor y rifles y las de concurso (tiro olímpico) aumentaron –de 6.326 a 6.454–, por tratarse de permisos más elitistas. Mientras que las cortas para particulares que sirven para la autodefensa se mantuvieron prácticamente –pasando de 85 a 86–. Para éstas licencias hay que acreditar una profesión de riesgo com la de joyero.
Como cada viernes último de mes, este 30 de agosto, el cuartel de la Guardia Civil de Lleida acogió el examen teórico de armas. A las nueve de la mañana, 19 ciudadanos venidos de toda la demarcación hicieron frente a un test de 20 preguntas sobre las 400 posibles que indica la normativa. De éstos, 15 aprobaron y tuvieron que ir al campo de tiro a realizar la práctica. Dos disparos y una diana a 25 metros de distancia.
Realizar alguna acción que conlleve riesgo, como apuntar a la línea de público, o al compañero, suponen el suspenso directo, advierte a los aspirantes el Sargento Galeote antes de cada convocatoria. En los dos disparos, los que pretenden obtener la licencia tendrán que al menos tocar una vez la diana. Los que superen el práctico recibirán en un mes en su domicilio la licencia. No llegará el permiso si éstos tienen antecedentes penales o policiales por agresión o violencia de género, entre otros, o si no pasan el control médico.
“La media de suspensos es de un 20%, pero la gente suele suspender más en el teórico”, explicó Galeote. Aunque el examen sólo se tiene que pasar una vez en la vida y sólo se debe renovar cada 5 años, tras un control médico y una revisión de antecedentes, el coste de estos trámites, lleva a muchos ciudadanos a renunciar a la licencia en tiempos de crisis.
