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FURTIVOS. ALBANIA PROHÍBE LA CAZA DURANTE DOS AÑOS



Furtivos. Albania prohíbe la caza durante dos años

23/02/2014
El Gobierno de Tirana toma esta decisión tras constatar una reducción de especies del 50%. La Federación de Cazadores albaneses pedía una moratoria de 4 años

Albania lleva una década protagonizando un vodevil bastante tétrico en el terreno de la caza en el que se mezclan el hambre, las armas ilegales, la corrupción, el furtivismo y el turismo europeo. La situación ha llegado a tal extremo que el Ministerio de Medio Ambiente ha decidido prohibir disparar contra cualquier animal durante dos años, desde el 15 de febrero. El motivo es proteger todo tipo de especies, que han mermado hasta un 50 por ciento por una actividad cinegética desenfrenada.

Lo realmente curioso de esta moratoria aprobada por el Gobierno, ya de por sí drástica y excepcional, es que la propia Federación de Cazadores de Albania presionaba al Gobierno de Tirana para que frenara la actividad al menos cuatro años. Según las declaraciones del ministro, Lefter Koka, en territorio nacional no queda ni un sólo faisán, a pesar de que en 2001 se contabilizaron un centenar de animales; el número de codornices ha disminuido en dos décadas un 67 por ciento; el conejo, un 54; la cabra salvaje, un 44, y el zorro, un 32 por ciento. «Hay una gran cantidad de especies afectadas: el lince de los Balcanes, corzos, osos, lobos rebecos», explica Gabriel Schwaederer, técnico de la asociación alemana Euronatur.

Uno de las motivos a los que aludía el ministro es el número de armas de caza que circulan en el país. Si la población llega a los 2,8 millones de habitantes, hay cerca de 75.000 armas de caza registradas, en época comunista, allá por 1990 había sólo 12.000, y a esta cifra hay que añadir las armas robadas durante la rebelión de 1997, en total otras 100.000 armas ilegales más, calculan en el Ministerio.

Jonathan Franzen, el escritor americano de «Libertad», se convirtió en testigo de esta situación y relató su experiencia personal como observador de aves en Albania en un artículo en el National Geographic hace unos meses. De su texto, de lectura recomendada, se desprende su estupor de que en el área del Mediterráneo se dispare a cigüeñas, grullas y grandes rapaces para alimentación o por deporte, mientras que en el parte norte del mismo continente se estén protegiendo con programas millonarios. Y alude a este problema del crecimiento de la posesión de armas de caza y al gusto de los ciudadanos por estas prácticas, porque, recuerda, la dictadura marxista reservó para unos pocos este privilegio.

El número de cazadores registrados alcanza los 17.000, aunque el Ministerio afirma que la cifra es muy superior. La primera causa, el hambre de una población que tiene que disparar para comer –el país tiene una renta per cápita de 9 dólares (la de España es 32 dólares, según datos del Banco Mundial). Y la segunda, un creciente fenómeno turístico, el de la caza ilegal, que ha prosperado en los países europeos colindantes, sobre todo en Italia: los italianos tiran a todo cuanto les pasa por delante, utilizando métodos de los más variados y disparando en muchas ocasiones desde la costa a aves cansadas que vienen del Sáhara y que tienen por delante montañas de 2.000 metros de altura.

Viajes por mil euros
De hecho, sus artes acabaron formando parte de las decisiones políticas del país. El 3 de diciembre de 2013, mientras se discutía en la Comisión de las Actividades Productivas, Comercio y Ambiente del Parlamento, los representantes de la federación de cazadores albaneses mostraron imágenes de cazadores italianos posando delante de decenas de patos muertos, mientras Themi Perri, su secretario general, decía: «La caza de los extranjeros en Albania se ha transformado en una masacre. Se ha hecho una pésima propaganda en los países vecinos sobre Albania como paraíso para cazadores». La asociación Comité Contra la Caza de Aves de Italia pone otros ejemplos, publicados en prensa, de los trofeos que llegan al país provenientes de Albania, la ex Yugoslavia, Rumanía y Bulgaria: «A finales de 2011, la Policía retuvo a tres cazadores que provenían de Hungría. En total transportaban 1.160 pájaros muertos, incluidos de especies protegidas. El mismo día, en Perugia (Umbría) dos cazadores fueron detenidos en su viaje de vuelta a Albania con un botín de 500 kg de pájaros. Un día más tarde, se incautó un camión con 11.000 pájaros». Unas situaciones que se siguen produciendo.

El pasado mes de diciembre, otros dos cazadores eran detenidos en la frontera de Albania por posesión de neveras con especies protegidas y otras permitidas pero en un número mucho mayor que el permitido. La multa fue inmediata: 25.000 euros para cada cazador. Cifra en torno a la cual se establecerán las sanciones a partir de ahora. El presidente de la Federación italiana de caza también se ha pronunciado admitiendo la proliferación de agencias en la última década, que ofrecen paquetes de cuatro días de caza con todo incluido por 1.000 euros.

Schwaederer explica: «Según nuestro conocimiento, es la primera vez en 20 años que se plantea una moratoria de este tipo en el continente. La asociación está estudiando pormenorizadamente las leyes albanas y de otros países donde se ha difundido el turismo cinegético y no encontramos diferencias sustanciales sobre las temporadas de caza establecidas y las especies respecto a los países de la UE. El problema está en la aplicación. Incluso en los parques nacionales se está cazando especies protegidas y una vez más el problema es la Policía y el personal corrupto».

El propio ministro admitía durante la comparecencia que las leyes de protección de fauna selvática han mejorado pero que la situación ha hecho inevitable la moratoria de dos años. Andrea Rutigliano del Comité contra la caza afi rma que hay caza en todos los parques naturales donde no hay vigilancia y los empleados del Ministerio no pueden hacer nada en contra de los cientos de cazadores que corren detrás de cada pájaro con barcos, coches, camionetas. «En Italia todo el mundo sabe que Rumanía y Albania son los mejores destinos; se puede tirar a cientos de alondras con reclamos electromagnéticos y los niños de la zona son empleados como perros para recuperar los cadáveres, pagados con una propina o un  bollo para la merienda».

 

Aves migratorias

«Hay especies de todo tipo, pero básicamente los humedales del país han sido una trampa mortal para las aves migratorias, gansos, patos, aves zancudas, perdices o alondras en los últimos años», destacan los técnicos de la asociación conservacionista Euronatur. Aunque parezca un problema local, la situación en los Balcanes pone en peligro el ecosistema de todo el continente, puesto que una gran cantidad de aves pasan por estos países durante sus rutas migratorias hacia el centro de Europa o África. Muchas de ellas no llegan a destino. La organización de conservación BirdLife International alerta de que la zona de los Balcanes es uno de los tres pasillos aéreos entre el norte y el sur de Europa en primavera y en otoño. Entre estas zona montañosas, las zonas húmedas de Albania son un lugar privilegiado para una parada de descanso en medio de su largo viaje hasta las zonas de reproducción en Europa Central, ubicadas detrás de montañas de 2.000 metros de altura.


El norte de África, sobre todo Egipto, tampoco escapa a las armas de los furtivos, ya que cuenta con leyes más laxas que las europeas. La organización ha lanzado una campaña financiada por la Unión Europea, dentro los programas de conservación Life, para luchar contra la caza ilegal de aves migratorias en Europa y que implica a España, Italia y Grecia. Las soluciones tienen que empezar por prohibir también fuera de Europa reclamos electrónicos y grandes redes entre otras técnicas.


En España, Seo BirdLife calcula que cerca de cinco millones de aves no consiguen continuar ruta y mueren a manos de furtivos. Un millon y medio debido al uso de pegamento, un método ilegal excepto en Valencia, donde la Generalitat consiente su uso en la caza científica.





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