El final de Andrés Gutiérrez al frente de la RFEC ya es un hecho. Después de un largo periplo judicial que comenzó en 2012, cuando resultó reelegido tras convocar unas elecciones en las que los censos electorales habrían sido alterados para poner freno a los opositores a su gestión, en superioridad de sufragios después de que la revista Jara y Sedal sacase a la luz un escándalo relacionado con la creación de un perdigón ecológico de costes millonarios que nunca llegó al mercado y que ha estado rodeado de incógnitas de principio a fin.
Después de resultar elegido en un proceso electoral que presentaba importantes deficiencias, y tras dos años en los juzgados, la Sección 6ª de la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Audiencia Nacional, le obligó a repetir la convocatoria de elecciones, esta vez utilizando los censos electorales correctos para garantizar el más riguroso cumplimiento de la democracia en la RFEC. El 23 de mayo de 2014, y después de que el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) le enviase un requerimiento para que las convocase, Andrés Gutiérrez volvió a iniciar un nuevo proceso electoral.
Como ya denunció Fernando Tello, presidente de la Federación Aragonesa, a través de revistajaraysedal.es hace unas semanas, el hasta ahora presidente en funciones de la RFEC “convocó de nuevo elecciones desobedeciendo a la Audiencia Nacional y presentando unos censos incorrectos, en los que las federaciones de las comunidades autónomas contrarias a su gestión, que somos mayoría y representamos al 80% de los cazadores federados de España, apenas tenemos representación”. No hay que olvidar que este fue el motivo por el que las elecciones de 2012 fueron impugnadas por siete federaciones autonómicas.
Este último acto ha colmado la paciencia del CSD, que acaba de inhabilitarlo por un periodo de un año al tiempo que ha suspendido, una vez más, el proceso electoral a la espera de que este se pueda celebrar de manera limpia y democrática con Andrés Gutiérrez ya fuera de la estructura de la RFEC. Una RFEC que queda desolada tras su paso, puesto que atraviesa grandes dificultades económicas, como algunos de sus gestores han reconocido públicamente, y que ha tenido que desprenderse de la mayor parte de sus trabajadores. Además, según ha podido saber revistajaraysedal.es, la institución podría tener un enorme agujero económico después de este último y esperpéntico capítulo que Andrés Gutiérrez ha protagonizado en su intentona de seguir ocupando la presidencia de la institución.